Favio Urbina, actualmente rector
del Colegio Jaime Roldós Aguilera, inició su profesión en el área rural, en
Patricia Pilar (Provincia de los Ríos), compartiendo sus conocimientos con los
jóvenes del campo. Y en ese compartir, no se cansaba de aprender. En esos
tiempos la situación era mucho más compleja que ahora, sin embargo fue una
experiencia incomparable, manifestó.
De estatura mediana, y con voz
suave, narra cómo ha sido este trajinar de ser maestro por 25 años de servicio
a favor de la educación.
“Para mí, ser maestro es un
privilegio de entre todas las actividades que el ser humano puede desarrollar,
ya que abarca una serie de responsabilidades incomparables”.
Al ver sus ojos, se descubre un
afán y un amor a su profesión, que no la hubiera cambiado por nada, porque
“para lo que sirvo y serviré es para ser maestro”, puntualizó.
Lo más gratificante para Urbina es
haber formado a sus estudiantes en valores y principios, pero más que todo,
haber logrado una amistad.
Así como ha disfrutado del logro
de algunos de ellos al verlos convertidos en profesionales, también ha
presenciado que algunos se hayan involucrado en el alcohol y la droga.
En la práctica, una herramienta
que nunca le falla es ponerse en el
lugar del estudiante, para así, tratar los problemas desde otro punto de vista.
Casado y con tres hijos, comparte
su vida con otra colega, ella es docente de Educación General Básica.
Finalmente indicó que en un
maestro debe prevalecer la vocación y el compromiso con la niñez y juventud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario